MUJERES DISCAPACIDAD Y TRABAJO
Est: Katherine Cabrera
Psicología Infantil y Psicorrehabilitación-UCE
Las mujeres con discapacidad forman parte de un colectivo sobre el que pesan prejuicios sociales ligados al género y a la discapacidad. Para acercarnos a su situación y tratar de comprender su realidad analizamos cómo se concretan las situaciones de desigualdad en una serie de dimensiones y contextos
Para Muné (citado en Calvo Bueza, 1990), el prejuicio es una actitud sin fundamento suficiente en la experiencia cuya naturaleza se define por cuatro características fundamentales: 1/ se juzga antes de comprobar si nuestra creencia es correcta o incorrecta, 2/ se establece dicha creencia a un individuo porque pertenece a un grupo donde se asume que todos los integrantes se caracterizan por dicho atributo, 3/ la creencia es errónea y 4/ al tratarse de una actitud, posee un alto componente afectivo y evaluativo, teniendo como consecuencia la discriminación.
El prejuicio es uno de los principales problemas que vive una persona con discapacidad ya que existen creencias que nos afirman que al tener una discapacidad no están en la capacidad de realizar ciertas actividades y sería mejor dejarlos para trabajos menos importantes. A esto se le suma las creencias de genero donde de igual forma sus derechos han sido vulnerados.
En el caso que nos ocupa, según el contenido de los estereotipos de género, el modelo, los roles y la identidad de la mujer se define como opuesta a la del varón.
Según L. Bonino ‘La posición del género (femenino/ masculino) es uno de los ejes cruciales por donde discurren las desigualdades de poder […]. Esto es así porque la cultura ha legitimado la creencia en la posición superior del varón: el poder personal, la auto afirmación es el rasgo masculino por antonomasia’ (1999, pp. 3).
En relación con las personas con discapacidad ocurre un fenómeno semejante. Son comunes las experiencias de discriminación que sufren este colectivo de personas, producto del desconocimiento, del miedo y del rechazo social.
Las mujeres que presentan alguna deficiencia física, psíquica o sensorial llevan sus experiencias personales a su condición de género. El aislamiento y las restricciones sociales que sufren en su condición de ‘discapacitadas’ se entremezclan con la opresión que padecen como mujeres. Se las suele tratar, desde una posición victimista, como un colectivo ‘doblemente marginado’ por el hecho de ser mujer y de tener una discapacidad, intentado clarificar cuál de los dos factores (sexo o discapacidad) produce mayor limitación en sus vidas. Resulta difícil determinar de modo cuantitativo esta discriminación y así lo refieren algunas mujeres que, a la discapacidad suman por ejemplo la raza (Vernon, 1997) o su condición sexual.
Es así que en la actualidad existen mujeres que expresan repetidamente aspectos de su vida laboral en la que se han sentido discriminadas, rechazadas y en algunos casos, incluso maltratadas. En general muestran grandes dificultades en el acceso al empleo, las cuales repercuten en sus posibilidades de independizarse y de tener autonomía. Estas dificultades se encuentran ligadas a estereotipos sociales y relacionados con el género.
BIBLIOGRAFÍA
CALVO, B. (1990). Minorias etnicas, recismo y antropologia aplicada. Cuadernos de Accion social, 26, pp. 20-66.
BONINO, L. (1999). Violencia de genero y prevencion: el problema de la violencia masculina en actuaciones sociopoliticas conta la violencia de genero. Madrid: UNAF
VERNON, A. (1997). The dialectics of mulltiple identitiea aand the disabled people’s movement. Disability & Society. Vol, 14. Pp 385-398