Algunas consideraciones sobre la enseñanza de niños con discapacidad sensorial
Nombre: Jossbell Alexander Moya Tamayo
UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR, FACULTAD DE CIENCIAS PSICOLÓGICAS, PSICOLOGÍA CLÍNICA
La discapacidad sensorial abarca tanto la pérdida visual (incluida la ceguera y la pérdida parcial de la visión), la pérdida auditiva (que incluye todo el rango) y la multisensorial (lo que implica un diagnóstico de discapacidad visual y auditiva).
Discapacidad auditiva
Una pérdida auditiva significativa puede tener un gran impacto en las habilidades de comunicación e interacción social. El niño puede usar lenguaje de señas, habla o una combinación de ambos. El período crítico del desarrollo del lenguaje ocurre antes de que un niño cumpla tres años, por lo tanto, es fundamental que los niños con discapacidad auditiva reciban servicios de intervención temprana lo antes posible.
A menos que se tomen medidas para ayudar al niño a sentirse confiado en situaciones sociales, es probable que se aíslen, permaneciendo al margen de grupos de niños o prefiriendo actividades con adultos
Los signos más comunes de la existencia de discapacidad auditiva son retraso en el desarrollo del habla, observar cuidadosamente la cara y los labios de los demás cuando hablan, a menudo no responden cuando se les llama por su nombre, hacen una pausa después de que se haya dado una instrucción, luego observan a otros niños para ver qué hacer, y suelen hablar inusualmente alto o bajo.
Recomendaciones
– Proporcionar pistas visuales adicionales para respaldar la información que se brinda verbalmente.
– Asegurarse de que el niño pueda ver su cara y labios cuando está hablando.
– Comprobar que el niño ha entendido, repitiendo o dando pistas adicionales si es necesario.
– Aprender el lenguaje de señas.
– Monitoreo de los niveles de ruido si el niño usa audífonos, tomando en cuenta que un audífono amplifica todo, no solo la voz.
Discapacidad visual
Los estudiantes con discapacidad visual a menudo muestran algunos de los mismos signos que los estudiantes con miopía. Pueden frotarse mucho los ojos, pestañear más de lo normal o sostener libros muy cerca para leerlos, quejarse de picazón en los ojos, o de dolores de cabeza, mareos o incluso náuseas después de hacer actividades de cerca. La diferencia entre los estudiantes con discapacidad visual y aquellos con miopía “ordinaria” es principalmente una cuestión de grado: los primeros muestran los signos con mayor frecuencia y de manera más evidente.
Si la discapacidad es lo suficientemente grave o tiene raíces en ciertas condiciones físicas o enfermedades, también pueden tener signos adicionales, como ojos cruzados o párpados hinchados. Al igual que con la pérdida auditiva, las formas más leves irónicamente pueden ser las más sutiles de observar y, por lo tanto, las más propensas a pasar desapercibidas al principio. Para los maestros, la mejor estrategia puede ser realizar un seguimiento de estudiantes cuyos signos físicos suceden en combinación con dificultades de aprendizaje y para quienes dicha combinación persiste durante algunas semanas.
Recomendaciones:
– Decir siempre el nombre del niño antes de dar instrucciones.
– Dar demostraciones individuales de las tareas a ejecutar.
– Dar al niño más tiempo para explorar nuevos juguetes y actividades.
– Si un juguete se sale de su alcance, conducir al niño hacia él para alentar la exploración independiente.
– Describir al niño las cosas que usted u otros hacen.
– Ayudar al niño a conectarse con otros y vincular el presente con las experiencias pasadas.
Finalmente, para ambos casos de discapacidad, es clave incluir al estudiante en la comunidad del aula, esto es, asegurarse de que sea involucrado socialmente en la clase. Se puede reclutar a otros compañeros del salón para ayudar a explicar el material visual/verbal cuando sea necesario. Además, como profesor, es recomendable aprender un poco de Braille básico y lenguaje de señas, a la vez que alentar a los compañeros de clase a hacer lo mismo.
Referencias
Luckner, J. L. & Carter, K. (2001). Essential Competencies for Teaching Students with Hearing Loss and Additional Disabilities. 146(1), 7–15.